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Vivir sin Expectativas

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Vivir sin Expectativas

Las mejores cosas de la vida son inesperadas porque no había expectativas¨
Eli Khamarov

A propósito de la reciente entrega del Oscar me sucedieron dos experiencias, en los días previos, que me gustaría compartirte.
La primera ocurrió cuando asistí al cine, con uno de mis hijos, a ver una película que sabía que estaba nominada, pero no tenía idea de qué trataba, ni había leído, ni escuchado, crítica alguna sobre la misma. Sólo sabía su nombre:¨The Green Book¨. Y cuando terminó la película me dejó un sabor muy agradable, puesto que me gustó mucho, por su trama y por la interpretación de sus principales actores. ¿Qué había pasado? Llegué sin esperar nada y recibí mucho (a la postre sería la ganadora del Oscar a la Mejor Película).
Dos días después viviría otra experiencia cinematográfica pero con matices distintos. Me tocó ver la tan comentada ¨Roma¨. De esta había leído comentarios, tanto de críticos, como de amigos que, mayoritariamente, la recomendaban y desde ya, la catalogaban como seria favorita para arrasar con los premios de la Academia. Así que, con esa expectativa, estaba, un sábado en la noche, listo para ver el filme de Cuarón. Y para ser sincero, durante varios pasajes de la película me aburrí y casi me
duermo.
Quizás, con esto, me gane la crítica de quienes se sintieron contentos e impresionados al verla; y no dejo de reconocer que la película mexicana tuvo motivos para ser elogiada (la fotografía y los roles protagónicos, por ejemplo). Pero, al terminar de verla, quedó en mí una sensación de decepción. ¿Por qué? Por las expectativas que me hice.
Sri Chinmoy decía que ¨la paz comienza cuando terminan las expectativas¨ y es que el hacernos expectativas significa esperar algo, ya sea de una persona, o de un hecho. Y al ocurrir esto, nos condicionamos y seguramente estamos pensando más en el resultado que en la experiencia que estamos viviendo. Y obviamente, si la experiencia no responde a lo que esperábamos nos queda una sensación de frustración, desencanto o desilusión que empaña la experiencia.
Y eso te puede ocurrir tanto en el trabajo, como en una relación de pareja, un negocio, o con tus familiares y amigos. Vivimos esperando que lo que anticipamos que queremos que ocurra, se dé. Y eso, no solamente nos puede generar un alto grado de ansiedad, sino que además nos quita conexión o presencia activa con la experiencia que estamos atravesando. Estamos pensando más en lo que queremos que suceda que en lo que está sucediendo.
Así que lo mejor es no esperar, dejar las expectativas a un lado y dejarnos sorprender por lo inesperado. Cuando la sorpresa es positiva la sensación es deliciosa, tal como la sentí cuando en la noche de los Oscares: y contra todo pronóstico, The Green Book se llevó el premio más importante de la noche

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